Objetivos concretos a plantearse con un alumno con TDAH (Parte I)
Como tutores de un niño con Trastorno por déficit de atención e Hiperactividad (TDAH), es necesario plantearse la intervención siguiendo unos objetivos específicos que aborden los aspectos más generales del comportamiento, la actitud y la comunicación.
1. Organización del espacio, tiempo y estructura de la clase
Es importante recordar que el ambiente influye de manera directa en el alumnado con TDAH, el orden, la organización, el grado de estructuración, los sistemas de clasificación, la ausencia de ruidos y distractores, favorecen que estos niños puedan centrarse más en la tarea que tienen que realizar y brindarle así la posibilidad de trabajar de forma más autónoma en un pupitre cuando las tareas requieran de concentración.
Cómo hacer esto:
- Situar al niño en las primeras filas, nunca cerca de la ventana.
- Situar al niño/a alejado de otros alumnos más ruidosos, inquietos y que puedan distraerle.
- Poder acceder fácilmente al niño para llamarle la atención si es necesario de una forma discreta (un golpecito en la mesa, una mirada).
- Tener a la vista y recordar a menudo el horario de la clase así como las fechas importantes como entrega de trabajos, exámenes, excursiones y toda aquella información y fechas alumno tenga que recordar bien.
- Organizar el espacio de estudio en casa: emplear siempre la misma localización. Esta debe ser tranquila, sin ruidos, sin excesiva carga ambiental y cómoda.
- Estructurar los tiempos en función de cada actividad/ tarea: hora de la comida, hora de descanso, hora de hacer deberes, tiempo para estudiar, tiempo para ocio, tiempo para ducharse y vestirse, tiempo para desayunar, etc. Los tiempos deben ser cerrados y cumplirse cada día, con el fin de que se convierta en una rutina y un hábito no sólo para él, sino para toda el aula o toda la familia.
Una vez que el ambiente es facilitador y favorecedor para poder controlar la situación y que el alumno esté más tranquilo y centrado, debemos controlar algunos aspectos que puedan resultar problemáticos de la conducta.
2. Dar salida a la hiperactividad
La hiperactividad motriz, es decir, la actividad constante sin un fin claramente definido, es el síntoma más destacado en los niños de 3 a 10 años. A pesar de todo, cuando la conducta hiperactiva es muy exagerada puede resultar incompatible con el aprendizaje escolar, llegando a deteriorar las relaciones con el entorno (el profesor, los compañeros de clase, la familia y los amigos). Para evitar esto debemos manejar la hiperactividad sin esperar que esta desaparezca por arte de magia.
La hiperactividad motriz, es decir, la actividad constante sin un fin claramente definido, es el síntoma más destacado en los niños de 3 a 10 años. A pesar de todo, cuando la conducta hiperactiva es muy exagerada puede resultar incompatible con el aprendizaje escolar, llegando a deteriorar las relaciones con el entorno (el profesor, los compañeros de clase, la familia y los amigos). Para evitar esto debemos manejar la hiperactividad sin esperar que esta desaparezca por arte de magia.
Cómo hacer esto:
- Validar al alumno/a más allá de esta característica: Ayudarles a destacar en aquello que saben hacer bien.
- Dar un propósito a su necesidad de movimiento: Alternar el trabajo que debe realizar en el pupitre con otras actividades que le permitan levantarse y moverse un poco (recoger el material, repartir los cuadernos, avisos fuera de clase) a los que denominaremos "desplazamientos funcionales". Se trata de darle actividades que supongan para el alumno con TDAH, un "respeto motor" en el momento adecuado, como ir a dar un recado, repartir material, etc.
- Permitir pequeñas actividades en clase (jugar con el lápiz o la goma mientras escuchan, tomar notas, subrayar, cuando leen, etc.).
- Fomentar la actividad controlada (presentarle la tarea conforme vaya finalizando la anterior, dándole un tiempo para su realización y corrigiéndola inmediatamente).
- Permitir cierto grado de movimiento y murmullo.
- Transmitir calma: hablar despacio, suave, contacto físico, etc.
- Hacerle tomar conciencia de sus dificultades para estar sentado.
- Exigirle autocontrol en la medida de sus posibilidades reales.
3. Regular la impulsividad
La impulsividad es la causa del comportamiento inadecuado, la precipitación de la respuesta hace que no entren en marcha los mecanismos de reflexión que seleccionarían una respuesta más adecuada. Una respuesta probablemente más racional y menos emocional.
Deteriora seriamente la capacidad de aprendizaje del niño y su buena adaptación a la escuela y los compañeros.
La impulsividad es la causa del comportamiento inadecuado, la precipitación de la respuesta hace que no entren en marcha los mecanismos de reflexión que seleccionarían una respuesta más adecuada. Una respuesta probablemente más racional y menos emocional.
Deteriora seriamente la capacidad de aprendizaje del niño y su buena adaptación a la escuela y los compañeros.
Cómo hacer esto:
- Definir normas: Consensuar y definir las normas generales del aula, y decidir las consecuencias de su incumplimiento. Redactarlas en positivo, han de ser pocas, claras y consistentes. En el caso de niños con TDAH es importante anticiparse a su conducta, hacer un recordatorio frecuente de la normativa y colocarla en un lugar visible del aula.
- Invitar a la reflexión: el profesor puede hacer la pregunta, "invitar a pensar" y responder más tarde. También pueden hacer que deban tomarse el tiempo necesario antes de dar respuesta a cualquier tipo de ejercicio (demora reforzada). No dar por buena la primera respuesta y pedir volver a pensar.
- Herramientas para recordar: Podemos decirle al alumno que escriba lo que va a decir para así estar seguros de que no se olvidan y así aprenden a respetar el turno.
- Ayudarle a generar alternativas: Hacer un ejercicio de reflexión, tras la acción, que evalúe su conducta sin sentirse culpable pero sí generando alternativas para que estén en su mente otras posibles actuaciones. Esto se puede llevar a cabo analizando las consecuencias de cualquier problema viendo las distintas alternativas de solución que se generan y eligiendo una de ellas para la resolución del problema.
- Modelo participativo: El profesor/a puede ejemplificar ante los alumnos la realización de los ejercicios y los corrige verbalizando las estrategias de solución. El objetivo es servir de modelo para que observen e imiten, haciendo uso de las autoinstrucciones.
- Realizar una mayor supervisión: en situaciones menos estructuradas como el patio de recreo, salidas, desplazamientos, fiestas, etc.
- Favorecer el autocontrol: mediante el entrenamiento en autoinstrucciones, intentando que el alumnado modifique las verbalizaciones internas que emplea cuando realiza cualquier tarea y las sustituya por verbalizaciones que son apropiadas para lograr el éxito y control de su conducta. El objetivo es enseñar el lenguaje como autoguía y que utilicen pasos que les ayuden a organizar su pensamiento de forma más ordenada cuando se enfrentan al ejercicio. Pedirle que piense en voz alta para ayudarle a generar un lenguaje interno que controle su conducta.
- Uso de reforzadores: reforzar al grupo la conducta adecuada que hayamos planteado. Ej.: "¡Qué bien!, gracias a que habéis seguido la explicación sentados y en silencio, hemos podido terminar a tiempo". Elogiar, en los momentos de inicio de conducta inadecuada, al alumno que presente un comportamiento adecuado y que pueda servir de modelo. Expresarle diariamente aspectos positivos realizados y utilizar un registro donde pueda ver sus avances que realiza en los aprendizajes.
- Mantener la calma: Es muy importante que cuando se produzca un episodio de impulsividad extrema (rabieta, insultos, etc.) los padres, maestros o educadores mantengan la calma. Nunca es aconsejable intentar chillar más que él o intentar razonarle nada en esos momentos. Esto complicaría las cosas. Tenemos que mostrarnos serenos y tranquilos pero, a la vez contundentes y decididos
- Hablar sobre las conductas inadecuadas: hacerlo siempre en privado. Evitar comparaciones con otros alumnos. Evitar comentarios negativos, ironías, alzar la voz. Nunca decirle que es malo sino que se ha portado mal durante unos momentos y que eso puede arreglarlo en un futuro si se empeña en ello. El niño debe aprender, aunque aceptemos el hecho de que tiene dificultades para controlarse, que sus actos tienen consecuencias. Por ello, contingentemente a las rabietas, conductas desafiantes, agresiones u otros, deberemos ser capaces de marcar unas consecuencias inmediatas (retirada de reforzadores, tiempo fuera, retirada de atención, castigo, etc.). Por ejemplo si ha lanzado objetos, deberá recogerlos y colocarlos en su lugar; si ha insultado deberá pedir disculpas, etc. esperando a que se tranquilice para aplicar las contingencias marcadas.
- Definir normas: Consensuar y definir las normas generales del aula, y decidir las consecuencias de su incumplimiento. Redactarlas en positivo, han de ser pocas, claras y consistentes. En el caso de niños con TDAH es importante anticiparse a su conducta, hacer un recordatorio frecuente de la normativa y colocarla en un lugar visible del aula.
- Invitar a la reflexión: el profesor puede hacer la pregunta, "invitar a pensar" y responder más tarde. También pueden hacer que deban tomarse el tiempo necesario antes de dar respuesta a cualquier tipo de ejercicio (demora reforzada). No dar por buena la primera respuesta y pedir volver a pensar.
- Herramientas para recordar: Podemos decirle al alumno que escriba lo que va a decir para así estar seguros de que no se olvidan y así aprenden a respetar el turno.
- Ayudarle a generar alternativas: Hacer un ejercicio de reflexión, tras la acción, que evalúe su conducta sin sentirse culpable pero sí generando alternativas para que estén en su mente otras posibles actuaciones. Esto se puede llevar a cabo analizando las consecuencias de cualquier problema viendo las distintas alternativas de solución que se generan y eligiendo una de ellas para la resolución del problema.
- Modelo participativo: El profesor/a puede ejemplificar ante los alumnos la realización de los ejercicios y los corrige verbalizando las estrategias de solución. El objetivo es servir de modelo para que observen e imiten, haciendo uso de las autoinstrucciones.
- Realizar una mayor supervisión: en situaciones menos estructuradas como el patio de recreo, salidas, desplazamientos, fiestas, etc.
- Favorecer el autocontrol: mediante el entrenamiento en autoinstrucciones, intentando que el alumnado modifique las verbalizaciones internas que emplea cuando realiza cualquier tarea y las sustituya por verbalizaciones que son apropiadas para lograr el éxito y control de su conducta. El objetivo es enseñar el lenguaje como autoguía y que utilicen pasos que les ayuden a organizar su pensamiento de forma más ordenada cuando se enfrentan al ejercicio. Pedirle que piense en voz alta para ayudarle a generar un lenguaje interno que controle su conducta.
- Uso de reforzadores: reforzar al grupo la conducta adecuada que hayamos planteado. Ej.: "¡Qué bien!, gracias a que habéis seguido la explicación sentados y en silencio, hemos podido terminar a tiempo". Elogiar, en los momentos de inicio de conducta inadecuada, al alumno que presente un comportamiento adecuado y que pueda servir de modelo. Expresarle diariamente aspectos positivos realizados y utilizar un registro donde pueda ver sus avances que realiza en los aprendizajes.
- Mantener la calma: Es muy importante que cuando se produzca un episodio de impulsividad extrema (rabieta, insultos, etc.) los padres, maestros o educadores mantengan la calma. Nunca es aconsejable intentar chillar más que él o intentar razonarle nada en esos momentos. Esto complicaría las cosas. Tenemos que mostrarnos serenos y tranquilos pero, a la vez contundentes y decididos
- Hablar sobre las conductas inadecuadas: hacerlo siempre en privado. Evitar comparaciones con otros alumnos. Evitar comentarios negativos, ironías, alzar la voz. Nunca decirle que es malo sino que se ha portado mal durante unos momentos y que eso puede arreglarlo en un futuro si se empeña en ello. El niño debe aprender, aunque aceptemos el hecho de que tiene dificultades para controlarse, que sus actos tienen consecuencias. Por ello, contingentemente a las rabietas, conductas desafiantes, agresiones u otros, deberemos ser capaces de marcar unas consecuencias inmediatas (retirada de reforzadores, tiempo fuera, retirada de atención, castigo, etc.). Por ejemplo si ha lanzado objetos, deberá recogerlos y colocarlos en su lugar; si ha insultado deberá pedir disculpas, etc. esperando a que se tranquilice para aplicar las contingencias marcadas.
4. Trabajar la comunicación
La comunicación verbal que cada día establecen los padres y tutores hacia los niños pone en evidencia una filosofía educativa, consciente o involuntaria, de la que se deriva toda una serie de consecuencias en el aprendizaje y la formación de la personalidad.
Cuando se establece una comunicación positiva, se transmiten las cosas de forma clara, directa, teniendo en cuenta la situación y la persona lo que les permite comprenderla, aceptar su expresión y su conducta.
La comunicación verbal que cada día establecen los padres y tutores hacia los niños pone en evidencia una filosofía educativa, consciente o involuntaria, de la que se deriva toda una serie de consecuencias en el aprendizaje y la formación de la personalidad.
Cuando se establece una comunicación positiva, se transmiten las cosas de forma clara, directa, teniendo en cuenta la situación y la persona lo que les permite comprenderla, aceptar su expresión y su conducta.
Cómo hacer esto:
- Asertividad: Explicarle las cosas teniendo en cuenta los hechos, lo que pensamos, queremos, sentimos o esperamos de ellos o el por qué hemos tomado una decisión en la que están implicados, pero que no les dañe o lastime.
- Comprensión empática: Cuando nos dirigimos a él, comprender cómo él se ve a sí mismo, qué significado tienen para él las experiencias que ha vivido y cómo está vivenciando la situación; a veces los fallos o malas conductas son como resultado de la ignorancia, la falta de autocontrol o la falta de habilidades, por lo que hay que tener en cuenta estos aspectos cuando se habla con él, para evitar la culpa y la indefensión.
- Estimación, calor y respeto: Trasmitir afecto a través de las palabras, gestos, caricias, miradas. Que el alumno no confunda que el hecho de que haya actuado mal y merezca una consecuencia implica que vamos a dejar de ser un apoyo, o una figura de ayuda cuando lo necesite. NO personalizar los enfados. Mostrarse abierto y receptivo cuando le veamos decaído o sintamos que le pasa algo.
- Autenticidad y congruencia: Hablar con firmeza cuando nos dirigimos al alumno. Expresar las cosas de firma clara, directa y en un lenguaje sencillo que no dé lugar a errores o malentendidos. Mostrando siempre una actitud de autoridad pero cercana, siendo consecuente con las normas y las consecuencias.
BIBLIOGRAFÍA
Banús Llort, B. (2011)"Controlar la impulsividad en niños".
"Entender y atender al alumnado con déficit deatención e hiperactividad (tdah) en las aulas". Departamento de Educación del Gobierno de Navarra (Servicio de Igualdad de Oportunidades, Participación educativa y Atención al Profesorado. CREENA)
Seminario Regional de Orientadores de Centros de Secundaria de la región de Murcia. "Estrategias para el profesorado con alumnado con trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH)".
Banús Llort, B. (2011)"Controlar la impulsividad en niños".
"Entender y atender al alumnado con déficit deatención e hiperactividad (tdah) en las aulas". Departamento de Educación del Gobierno de Navarra (Servicio de Igualdad de Oportunidades, Participación educativa y Atención al Profesorado. CREENA)
Seminario Regional de Orientadores de Centros de Secundaria de la región de Murcia. "Estrategias para el profesorado con alumnado con trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH)".
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada