Retraso global del desarrollo: características
El retraso global del desarrollo
es una categoría diagnóstica novedosa que aparece en el DSM-5. En el
campo escolar es una aportación valiosa, porque viene a cubrir otra
categoría que no estaba reconocida, el retraso madurativo,
pero que está muy presente en la escuela. Con este artículo sabrás lo
más importante del retraso global del desarrollo, las características
diagnósticas y las incidencias que puede tener entre los profesionales
que trabajamos con niños, especialmente entre los orientadores
educativos.
Qué es el retraso global del desarrollo
El DSM-5
son las siglas del manual de diagnóstico y estadístico de los
trastornos mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría. Es el
manual de referencia para el diagnóstico de los trastornos mentales para
muchos profesionales del mundo, y al menos en España, es la referencia
principal en el ámbito clínico infantil. Recientemente se ha publicado
la 5ª Edición, llena de novedades. Una de ellas es la presencia del
llamado retraso global del desarrollo que viene a cubrir un vacío existente.
El retraso global del desarrollo se incluye dentro de un gran apartado titulado “trastornos del desarrollo neurológico” y dentro de un subapartado llamado trastornos del desarrollo intelectual.
Viene a darle cuerpo diagnóstico a lo que hasta ahora se le llamaba
“retraso madurativo”, pero que en realidad no era un diagnóstico
reconocido.
Los criterios diagnósticos del retraso global del desarrollo
El diagnóstico de retraso global del desarrollo se
reserva a los niños y niñas menores de 5 años cuando el nivel de
gravedad clínica no se puede valorar de forma fiable durante los
primeros años de la infancia. Dice el DSM-5 que esta categoría se
diagnostica cuando un sujeto no cumple con los hitos de desarrollo
esperados en varios campos del funcionamiento intelectual, y se aplica a
individuos en los que no se puede llevar a cabo una valoración
sistemática del funcionamiento intelectual, incluidos niños demasiado
pequeños para participar en las pruebas estandarizadas.
Además, el DSM-5, considera el retraso global del desarrollo como una categoría diagnóstica provisional ya que establece que esta categoría se debe volver a valorar después de un período de tiempo.
El retraso global del desarrollo en la escuela
Los que trabajamos en la escuela y los que
trabajáis con niños menores de 5 años, reconoceréis desde hace tiempo
esta realidad: niños que no cumplen los hitos del desarrollo esperados
en varios campos del funcionamiento intelectual, pero a los que no se le
podía realizar una valoración sistemática ni establecer un diagnóstico,
pero que la realidad era que no funcionaban adecuadamente, y sobre
todo, que necesitaban una respuesta educativa temprana. Ellos podrán acogerse a esta nueva categoría diagnóstica
Sobre las etiquetas diagnósticas
ya expresé mi opinión en otro artículo, pero la realidad es que, en la
mayoría de los casos, en el contexto escolar, si un niño o niña no tiene
un diagnóstico clínico es muy difícil que pueda beneficiarse de los
recursos personales y materiales necesarios.
Algunos peligros para los profesionales
Sin embargo, el retraso global de desarrollo
como categoría diagnóstica dos riesgos a tener en cuenta. Por un lado,
puede ocurrir que niños y niñas con trastornos más graves, como los
trastornos del espectro autista, se encasillen en esta nueva categoría
diagnóstica, por aquello de “no pillarse los dedos” o no tener que pasar
el “mal trago de dar malas noticas a las familias”. Esto siempre es
peligroso, porque un mal enfoque diagnóstico, puede llevar aparejado una
intervención equivocada… con malas consecuencias.
Pero también puede ocurrir que se convierta en un genérico,
un cajón desastre donde se encuadre a niños, que si bien presenten
alguna dificultad, no lleguen a cumplir los criterios diagnósticos del
retraso global del desarrollo, y se aplique este diagnóstico sin rigor,
hasta el punto de sobrediagnosticarlo y “quemarlo”.
Un diagnóstico provisional
No podemos perder de vista que se trata de un diagnóstico provisional y que a partir de los cinco años, habrá que revisar las necesidades educativas del niño o niña en cuestión para establecer un diagnóstico más ajustado o dar por superadas sus dificultades.
En todo caso, creo que la categoría
diagnóstica del retraso global del desarrollo, establecida por el DSM-5,
viene a cubrir un hueco necesario en los primeros años del desarrollo y
que los profesionales, tenemos que seguir siendo igual de estrictos
como hasta ahora para saber establecer esta categoría a los sujetos que
realmente cumplan los criterios.
Recuerda
El retraso global del desarrollo en un diagnóstico reconocido, que viene a ocupar el espacio del retraso madurativo.
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