La inteligencia no es algo fijo sino modificable. El enfoque actual
de la inteligencia no la identifica tanto con los conocimientos sino
con el repertorio de habilidades que permiten actuar inteligentemente.
La inteligencia no es tanto una entidad cuanto un conjunto de
habilidades; es más bien un sistema abierto y como tal puede mejorar.
La nueva
concepción del aprendizaje concibe al estudiante como un ser activo que
construye sus propios conocimientos inteligentemente, es decir,
utilizando las estrategias que posee. Mientras que en la concepción
anterior el profesor se limitaba a transmitir contenidos, ahora su
cometido principal es ayudar a aprender. Y como aprender es construir
conocimientos, es decir, manejar, organizar, estructurar y comprender la
información, o lo que es lo mismo, poner en contacto las habilidades
del pensamiento con los datos informativos, aprender es aplicar cada vez
mejor las habilidades intelectuales a los contenidos del aprendizaje.
Aprender es pensar; y enseñar es ayudar al alumno a pensar, mejorando
diariamente las estrategias o habilidades de ese pensamiento.
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