Capacidad intelectual límite
La capacidad intelectual límite (CIL) es una categoría diagnóstica que algunos niños reciben y que no siempre es bien entendida y sobre todo, no siempre reciben la respuesta educativa adecuada. De manera resumida voy a tratar de explicar sus características principales.Criterios diagnósticos de la capacidad intelectual límite
La orientadora del colegio le ha pasado
unas pruebas a nuestra hija y nos ha dicho que presenta capacidad
intelectual límite. ¿Qué significa eso?
Técnicamente reciben este diagnóstico los niños con un Cociente Intelectual (CI) medido con los instrumentos adecuados, que se sitúa entre las puntuaciones 70 y 84. Se llama límite porque se sitúa por debajo del promedio, pero no lo suficiente para recibir un diagnóstico de retraso mental.
Se recibe este diagnóstico cuando además de contar con esos valores de
CI, no existe otro cuadro que explique mejor su rendimiento.
En realidad, más importante que su CI,
importa su rendimiento cognitivo y su perfil de puntos fuertes y
débiles. En este aspecto, existe muchísima variedad de niños.
Algunas características escolares
Algunas características escolares que suelen presentar los niños con capacidad intelectual límite suelen ser:
- Tienen dificultades para trabajar con información abstracta y con datos e información que no pueden manipular: por ejemplo, suelen tener importantes dificultades para comprender la gramática, resolver problemas matemáticos de varias operaciones, cuentas de cierta complejidad (la división por dos cifras, por ejemplo), entender razonamientos lógicos de cierta complejidad.
- Necesitan más tiempo y esfuerzo para aprender lo mismo y olvidan más rápidamente lo que han aprendido.
- Sus dificultades escolares comienzan a hacerse notar de manera más evidente a partir de 4º curso de Primaria.
Respuesta a la estimulación
Sin embargo, los niños con capacidad
intelectual límite responden a la estimulación y al apoyo cuando este se
lleva a cabo de manera adecuada e incide sistemáticamente en los
aspectos afectados de su rendimiento cognitivo: de ahí la importancia de
hacer un diagnóstico que oriente claramente a la respuesta
educativa. En muchos casos, estos niños no llegan a ser diagnosticados y se pierden en el trascurso de la escolaridad sin recibir una respuesta educativa adecuada a sus necesidades.
4. En “tierra de nadie”
Desgraciadamente los niños con CIL se
encuentran en muchos casos en “tierra de nadie”. Las leyes educativas de
las diferentes comunidades autónomas no siempre consideran de una
manera clara a estos niños como alumnos con necesidades educativas
especiales y por tanto, no siempre pueden beneficiarse de apoyos y recursos personales extraordinarios.
En la vida adulta
Aunque no existen muchos estudios sobre
estos niños, en la vida adulta llevan una vida autónoma más o menos
normalizada, aunque no suelen alcanzar estudios académicos superiores.
El pronóstico es mejor cuando el niño recibe la estimulación y
rehabilitación adecuada, cuando se potencia su autonomía personal y no
hay complicaciones emocionales.
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