¿Te has planteado volver a escribir a mano regularmente en esta era digital? Tiene bastantes ventajas que, en última instancia, disparan la productividad.
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16 de diciembre de 2014, 12:10
Temas: Productividad
Más de: ESCRITURA
"¿Puede escribir ahí sus datos?", la responsable de recepción del hotel en el que nos vamos a alojar estira el brazo y nos acerca un documento junto con un boli. Os habrá sucedido en más de una ocasión, pero ya el simple hecho de sostener el bolígrafo entre los dedos nos incomoda. Comenzamos a escribir torpemente nuestro nombre y es fácil que nos equivoquemos en algún punto.

¿Qué nos está sucediendo? Que son tantos los años que llevamos escribiendo con el ordenador, móvil o tablet que ya hemos perdido el hábito. Puedes pensar que esto es un daño colateral lógico en un proceso evolutivo, pero lo cierto es que sin ser realmente conscientes de ello, nos estamos perdiendo mucho por renunciar a la escritura a mano.

La mala noticia es que al escribir únicamente mediante un teclado, renunciamos a una serie de recompensas en nuestro cerebro medidas en términos de productividad y más memoria. ¿Cómo es posible el gesto aparentemente inocente de dibujar trazos con la mano desencadene una serie de procesos en nuestra cabeza? Pues sí, son muchos los estudios llevados a cabo que concluyen en que los que escriben a mano cuentan con una comprensión mucho más elevada del contenido de lo que escriben que la gente que simplemente memoriza o teclea la información en un dispositivo. Escribir a mano enciende la mecha en nuestras neuronas y nuestro cerebro se pone a trabajar a pleno rendimiento, y el fruto de este esfuerzo nos llega en forma de comprensión o creatividad.

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Se dispara nuestra comprensión

No es casual que muchos novelistas (cada vez menos), opten por iniciar sus obras en hojas en blanco y con un simple bolígrafo o estilográfica, como tampoco es casual que los que escribimos disciplinadamente un diario, disfrutemos de un momento de lucidez que roza la clarividencia cuando comenzamos a inmortalizar los sucesos del día, y en especial aquellos que nos han planteado alguna dificultad o conflicto: es posible que te haya sucedido alguna vez, pero es curioso cómo a medida que describimos eso que nos ha acontecido, vamos viendo con calma la solución o quitando peso a situaciones en las que antes veíamos un problema. Es escribir a mano y describir con detalle lo sucedido lo que desenmaraña el peor de los problemas.

Pero esto no es todo: esta forma de escritura nos convierte en una suerte de supermanes en materia de comprensión. Según un estudio llevado a cabo por la Universidad de California, las personas que escriben a mano cuentan con una capacidad de comprensión muy superior sobre lo escrito y lo que también resulta muy interesante, es que recuerdan mejor lo escrito. Las conclusiones de esta averiguación han puesto en tela de juicio la corriente actual de llenar las aulas de portátiles y tablets y renunciar poco a poco a los bolígrafos o lápices: parece que se está sacrificando mucho más que un aspecto meramente sentimental. Sin embargo, no creas que se trata únicamente del formato (boli o teclado), sino de la forma de escribir: los expertos aseguran que estos resultados se repiten si se toman notas a mano sobre la pantalla de un tablet o bien con lápiz electrónico.

Photo: Jim Merithew/Wired

Nuestra cabeza, más organizada

Llegados a este punto sorprende descubrir todo lo que se nos activa en el cerebro en el momento en el que sujetamos con la mano un lápiz y comenzamos a dibujar o escribir, pero espera porque los expertos también han encontrado pruebas científicas que vinculan la productividad con el hecho de escribir a mano. Según parece, los psicólogos han encontrado que al escribir a mano se crea una 'relación espacial' con la información que escuchamos. Dicho de otra manera, consolidamos de una manera gráfica la información que nos está llegando y de esta manera conseguimos no sólo comprenderla mejor, sino hacerlo durante más tiempo.

Pero lo realmente interesa es que al escribir a mano obligamos a nuestro cerebro a organizar previamente la información. Es posible que no seas consciente de ello porque sucede muy rápido, pero antes de comenzar a escribir nuestra cabeza ordena rápidamente las ideas, algo que no tiene lugar cuando aporreamos el teclado. Así que ya sabes, merece la pena valorar la posibilidad de volver a utilizar el boli o lápiz en aquellas situaciones que exijan comprensión o atención elevada. Puede que lo consideres como una pérdida de tiempo, pero lo cierto es que se trata de justamente lo contrario: el cerebro adelanta parte del trabajo de forma que aprovechemos al máximo cada segundo en ese momento.

Sociedad

Los riesgos de dejar de escribir a mano

Neurólogos y psicopedagogos alertan del riesgo de sustituir los cuadernos por las nuevas tecnologías

Es asombrosa la facilidad con que los más pequeños se adaptan a la «era digital». Los más avispados, con apenas tres años son capaces ya de teclear su nombre en el móvil de sus padres y enviarlo, junto con un montón de iconos, por whatsapp, para regocijo de sus orgullosos progenitores. Y los propios planes educativos fomentan cada vez más el uso de las nuevas tecnologías, de modo que la tableta empieza a ser una herramienta tan habitual como lo había sido siempre el cuaderno.
Aparentemente, se podría pensar que así aprenden antes a reconocer las letras y parece que las largas horas que invertíamos en caligrafía las generaciones anteriores estarían de más. La rapidez con que el ordenador se introduce en las aulas reduce el tiempo que los chavales han de esforzarse en escribir a mano. Pero, ¿tiene alguna repercusión en el rendimiento académico?
Neurocientíficos y psicopedagogos se lo plantean. Escribir a mano tiene sus ventajas frente al uso del teclado. Entre ellas, facilita un mejor conocimiento de la ortografía, una mayor fluidez de ideas a la hora de escribir redacciones, mejor capacidad de lectura y, además, potencia la memoria.
Los estudios de neuroimagen evidencian que el cerebro se activa más cuando se escribe que cuando se teclea. En el primer caso se crea una representación interna de las letras que involucra la integración de las áreas visuales y motoras del cerebro. Además, se activan áreas relacionadas con la ortografía, sonido y significado de las palabras. Esas áreas se solapan con otras fundamentales en la producción y comprensión del lenguaje, así como en la comprensión de la lectura, lo que podría explicar las habilidades que se potencian con la escritura.
Por el contrario, cuando los niños se limitan a teclear, simplemente están representando en su cerebro un mapa del teclado, según un estudio de la Universidad de Indiana publicado en «Frontiers in Psychology».

Mayor esfuerzo mental

Aprender a escribir a mano es un proceso más complejo que teclear unas letras y exige que el cerebro se esfuerce más. Hay que hacer una representación mental de las letras que se van a escribir, y eso supone un mayor esfuerzo mental que a larga es rentable, explica Juan Lupiáñez, director del grupo de Neurociencia Cognitiva de la Universidad de Granada. Los caracteres que los niños se esfuerzan en poner por escrito no son siempre iguales, como los de imprenta, y eso les ayuda también a generalizar y a internalizar los rasgos esenciales con los que se representa cada letra, independientemente de la destreza con que se represente, añade. Ese aprendizaje tan profundo que propicia la escritura les ayuda después a reconocer mejor los signos que leen, con lo que la comprensión lectora también aumenta.
Y las ventajas se extienden más allá de los primeros años. Tomar notas con el ordenador es menos efectivo para el aprendizaje que hacerlo a mano, según un estudio publicado este mes en la revista «Pychological Science». Quienes cogen sus apuntes a mano tienen un aprendizaje más profundo de los conceptos, mientras que los que teclean tienen un recuerdo más literal, pero menos memoria de los aspectos conceptuales importantes de la clase, apunta Lupiáñez, que lo ha comprobado con sus alumnos.
«Cuando escribes a mano no tomas nota de todo, porque no da tiempo. A cambio, haces muchos procesos de integrar y seleccionar lo más importante y vas elaborando el contenido», explica. Por el contrario, el teclado facilita escribir mucho más rápido, con lo que la tendencia es a tomar apuntes literales, sin procesar mucho la información. «A mano el proceso es más dinámico, porque colocas flechas y vas integrando la información que recoges, algo que con el ordenador es más difícil hacer», aclara Lupiáñez.
En cualquier caso, señala, lo importante es el uso que se haga del ordenador, que puede ser muy útil si se utiliza adecuadamente, porque evita memorizar datos que pueden buscarse en internet pero exige tener las ideas claras para saber cómo encontrarlos. «Lo importante no es escritura a mano frente a ordenador, sino que a mano procesamos la información de una forma mucho más activa que si usamos el teclado. Para que el cerebro aprenda tienes que retarlo, ponerle al límite de lo que sabe y lo que no. Y así es como va adquiriendo nuevos conocimientos de forma sólida», concluye.
El psicopedagogo Pablo Canosa también defiende la escritura a mano, puesto que, «es siempre preferible el proceso que active más áreas cerebrales, porque provoca mejores aprendizajes, más profundos y duraderos». «Al escribir a mano -explica-, los movimientos que tenemos que realizar dejan una huella motora en el cerebro que facilita el posterior reconocimiento de las letras y de las palabras. Es decir, que ayuda a un mejor aprendizaje de la lectura». Según Canosa, profesor en el Centro Universitario Villanueva de Madrid y subdirector de Docencia de Fomento de Centros de Enseñanza, «la representación de cada letra, de su grafía, se fija mucho mejor al escribir a mano que al hacerlo con el teclado».
Con la grafomotricidad, agrega, se desarrollan la discriminación auditiva y visual, la organización espacio-temporal, la correcta presión y prensión del instrumento de escritura y el dominio de la mano, entre otras habilidades.

Un colegio donde los alumnos escriben sus libros de texto






Y, como siempre, el "ejemplo finlandès" del que servidor està harto !!

Escribir a mano es del siglo pasado


Calligraphy

Finlandia anuncia que abandona la enseñanza de la caligrafía en los colegios, y la sustituirá, empezando en 2016, por el aprendizaje de la mecanografía y el uso del teclado. La caligrafía se define oficialmente como una habilidad anticuada, cuyo aprendizaje ya no aporta especialmente nada desde un punto de vista práctico al desarrollo de la persona, una habilidad que puede ser más encuadrada dentro de la curiosidad histórica.

El movimiento, sin duda, va a ser calificado por muchos como muy agresivo. ¿Es adecuado que los niños dejen de escribir a mano, en un entorno en el que ya prácticamente solo lo hacen cuando ejercitan dicha habilidad? Un examen detallado de la vida cotidiana de un niño en nuestros días revela claramente que escriben de manera constante en teclados de todo tipo, físicos o virtuales, en ordenadores o en smartphones, pero únicamente recurren a la escritura a mano cuando les es específicamente solicitado… para conseguir que aprendan a escribir a mano.

Con el paso del tiempo, a medida que esos niños se van haciendo mayores, la necesidad de escribir a mano va disminuyendo todavía más. Yo llevo un bolígrafo en mi bolsillo por puro romanticismo y para firmar algo de vez en cuando, pero la realidad es que me pasan días y días sin utilizarlo.
En mi paso por la universidad, mi forma de tomar apuntes era muy apreciada por muchos de mis compañeros, porque tendía a apuntar prácticamente todo, con una letra nada bonita, pero razonablemente inteligible. Un paseo por la biblioteca de la universidad me permitía ver mis apuntes fotocopiados incluso por personas que no conocía, y subrayados en todos los colores imaginables. Terminada la universidad, dejé de escribir a mano. Hoy me costaría muchísimo tomar más de unas líneas: cuando lo he intentado, me ha resultado incomodísimo. Para cualquier tarea de escritura que implique un mínimo de creatividad, escribir a mano es completamente implanteable: mi forma de escribir actual recurre tanto a la vuelta atrás, a la sustitución o al replanteamiento de la estructura de lo que quiero expresar, que un modelo en el que cada pensamiento se plasme de manera irreversible en un papel resulta, además de arcaico, directamente absurdo. Si tengo que tomar unas notas en una reunión, lo último en lo que pienso es en utilizar un papel y un lápiz: lo primero que se me ocurre es sacar mi smartphone, y arrancar Evernote. En mi labor como profesor, me limito a escribir algunas palabras aisladas en una pizarra en la que añoro un teclado y un ratón, y cada vez que lo hago – por lo general, muy pocas – mis alumnos entienden perfectamente por qué no me gusta hacerlo. Mi visión en este tema es completamente radical: de la misma manera que llevo años abogando por la desaparición total y absoluta del papel y si tuviese una empresa apostaría por prohibirlo, vería bien que la escritura a mano pasase a ser considerada algo del pasado.

Escribir a mano resulta decididamente poco práctico y cada vez menos habitual, firmar es un método de autenticación débil y absurdo, y el bolígrafo o la pluma son cada vez más un artefacto menos práctico. ¿Estamos preparados como sociedad para anunciar el fin de la escritura a mano, o surgirán legiones de nostálgicos planteándose cuestiones como el romanticismo, la preservación de un bien cultural – como si la escritura cuneiforme fuese una habilidad remotamente interesante para alguien – o como el qué vamos a hacer es ese cada vez más improbable y absurdo momento en el que no tengamos acceso a un smartphone o a un teclado?

This article is also available in English in my Medium page, “Writing by hand: so 20th century…