Font: "Justifica tu respuesta"
Preguntas convergentes o divergentes.
Esta es la cuestión. El artículo de hoy tiene la finalidad de ser una
auténtica declaración de intenciones, un artículo que nos permita
generar las mejores preguntas, para ser capaces de escuchar las mejores
respuestas. De un tiempo a esta parte vengo dándole vueltas al enfoque
de la escuela actual. Para mí, una escuela que, básicamente, se preocupa
por dar respuestas -en eso los docentes tenemos una enorme parte de
culpa- cuando lo que verdaderamente importa es enseñar a nuestros
alumnos a proponer las mejores preguntas. De ahí que en esta entrada
distinga entre lo que entiendo por preguntas convergentes y divergentes.
Al final del mismo os propondré cómo podríamos enfocar los docentes las
preguntas a nuestros alumnos y os haré una propuesta.
Imagen extraída de Shuttershock
¿Qué son las preguntas convergentes?
Las preguntas convergentes son
aquellas de las que se espera una sola respuesta. Son preguntas que dan
soluciones inmediatas, que dan resultados precisos, pero que no invitan a
la reflexión, a la crítica o al análisis. Se trata de un tipo de
pregunta que permite a nuestros alumnos dar una explicación o comparar
algo. Son las típicas preguntas que podemos encontrar en un examen. Este
tipo de preguntas se encuadran dentro de las llamadas preguntas limitadas,
porque requieren un bajo nivel de pensamiento, un número muy limitado
de respuestas correctas, así como predecibles. En muchas ocasiones son
un tipo de pregunta de carácter memorístico. Las preguntas convergentes son:
- ¿Qué?
- ¿Quién?
- ¿Dónde?
- ¿Cuándo?
- ¿Cómo?
- ¿Por qué?
¿Qué son las preguntas divergentes?
Por su parte, las preguntas divergentes
se distinguen de las convergentes porque no hay una sola respuesta
correcta. Son preguntas por lo general abiertas y que invitan al
intercambio de opiniones, que buscan la bidireccionalidad del lenguaje.
Personalmente, creo que en las preguntas divergentes está el futuro de
la educación actual. Una educación que debe esforzarse por buscar
espacios para la creatividad, el debate, la opinión, el análisis y la
resolución de problemas. Las preguntas divergentes son las que
verdaderamente estimulan el cerebro de nuestros alumnos, explotan todas
sus capacidades y le permiten expresar lo que piensa. Son una fuente
inagotable de imaginación. Las preguntas divergentes estarían dentro del grupo denominado de las preguntas ampliadas, porque exigen un alto nivel de razonamiento. Las preguntas divergentes son:
- Predicción: ¿Qué piensas qué ocurriría si…?
- Defensa: ¿Por qué crees que…?
- Causa-efecto: Si…, entonces, ¿…?
- Creatividad: ¿Cómo harías que…?
- Opinión: ¿Qué opinas sobre…?
- Juicio: ¿Cuál crees que es mejor…?
¿Cómo deberían ser las preguntas que deberíamos formular a nuestros alumnos?
- Deben ser breves y muy concretas, para que nuestros alumnos puedan retenerlas con facilidad.
- Deben evitar la ambigüedad o la doble negación.
- El vocabulario debe adecuarse a su edad y a su madurez.
- Deben evitarse dos o más actuaciones en una misma pregunta.
- Las preguntas no deben sugerir una determinada respuesta. Se debe evitar que una pregunta empiece por un no. Ej. ¿No crees que…?
- Deben ser preguntas abiertas, que no puedan responderse con un simple sí o no.
La escuela del futuro pasa obligatoriamente por una escuela capaz de formular preguntas que afiancen los procesos de enseñanza-aprendizaje
de nuestros alumnos. Unas preguntas que nos corroborarán hasta qué
punto tienen estructurado su pensamiento, cuáles son sus habilidades,
cómo interpretan la información que les promocionamos y que ellos
gestionan, cómo enriquecen su expresión oral y escrita, así como su
vocabulario. Pero no todo el peso debe recaer en nuestros estudiantes.
En este sentido los docentes tenemos una enorme responsabilidad. Debemos
dar lo mejor de nosotros mismos para que nuestras preguntas sean las
que descubran a nuestros alumnos la verdad y, por ende, su libertad.
Una propuesta.
He comentado al principio de esta entrada que este artículo era una auténtica declaración de intenciones. Ahí va mi propuesta:
- ¿Te imaginas que en lugar de responder a las preguntas de un examen los alumnos tuvieran que formular preguntas sobre lo que les hubieras enseñado?
- ¿Te imaginas un examen donde los alumnos tuvieran que formular preguntas de las soluciones que tú les hubieras dado?
TODO SE PUEDE APRENDER, SI SE SABE CÓMO PREGUNTAR
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