La escuela del mundo al revés (y algunas propuestas para darle la vuelta)
Para no ser mudos, hay que empezar por no ser sordos (Eduardo Galeano)
El título del presente artículo está tomado de la magnífica obra Patas arriba. La escuela del mundo al revés, del escritor uruguayo Eduardo Galeano, publicada por allá 1998. El objetivo de esta obra era mostrar a los lectores una serie de absurdos de la realidad social, económica, política y cultural en que se vivía entonces (y que desgraciadamente continúan vigentes casi tres décadas después) para denunciar diversas injusticias. Por poner uno de los ejemplos que cita, los cinco países que forman el Consejo de Seguridad de la ONU (y que por lo tanto tiene poder de veto para decidir sobre la paz mundial) son los que más dinero al año ganan con el negocio de la venta de armas: Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China.
Pues bien, tomando como referencia esta idea de Eduardo Galeano, voy a presentar catorce absurdos del sistema educativo actual que conducen a una injusticia educativa, realidades propias de un oxímoron que incluso los artistas y autores surrealistas habrían tenido dificultades de imaginar.
Absurdo #1: la Administración educativa sigue directrices de “expertos” en educación que nunca han dado clase.
Empezamos por un clásico en las protestas de los docentes. Porque estos expertos en educación que nunca han pisado un aula le dicen a los verdaderos expertos (docentes que tienen decenas de años de experiencia), mediante un conjunto de tópicos basados en la pura psicología positiva utópica, cómo deberían hacer sus clases. De esta manera, por ejemplo en Cataluña hay entidades como Nova Escola 21 o la Fundació Jaume Bofill cuyos gurús sientan cátedra en política educativa con la connivencia del Departament d’Educació de la Generalitat. Porque desde un despacho o un plató de televisión es muy fácil dar clase mientras tu organización se forra con dinero público; ahora bien, otra cosa ya es entrar en un aula de 6º de Primaria o de 2º de ESO ubicada en determinado barrio urbano y poder llevar a la práctica las fantasías que cuentan.
Absurdo #2: las metodologías que promocionan las normativas educativas estatales perjudican el aprendizaje del alumnado.
La LOMLOE y las consejerías de educación en las diferentes comunidades autónomas fomentan en la actualidad pedagogías no directivas, gamificación y una serie de mal llamadas “nuevas” metodologías (véase Absurdo #3) que perjudican mayoritariamente el aprendizaje del alumnado (Kirchner y Hendrick, 2020), especialmente el de nivel socioeconómico bajo: sentar por defecto a los alumnos en grupos, aprendizaje basado en proyectos que potencia el aprendizaje “activo” del learning by doing, flipped classroom, basar las actividades y contenidos en los intereses del alumnado y en su estilo de aprendizaje, fomentar el aprendizaje por descubrimiento… En cambio, los métodos y estrategias que reciben críticas y son denostadas públicamente por el pedagogismo, como la instrucción directa, el uso del libro de texto, mandar deberes o hacer exámenes, tienen un efecto potenciador del aprendizaje del alumnado. La última vuelta de tuerca es el ejemplo del Diseño Universal de Aprendizaje (DUA) que se pretende implantar, otra vez mediante la presión sobre la libertad metodológica del docente, sin tener ninguna evidencia científica de que mejore el aprendizaje (Tirado Ramos, 2022) pero con la excusa de que garantiza la inclusión educativa y otros muchos más criterios pedagógicos que suenan muy bien.
Absurdo #3: algunas de estas llamadas “nuevas” metodologías tienen más de 100 años de historia.
En este punto, el absurdo es más flagrante si cabe, ya que la historia ya se encargó de demostrar que estos métodos no funcionaban. Por ejemplo, la vieja nueva metodología del ABP de Kilpatrick, que se remonta a 1917, provocó una fuerte protesta en las familias e incluso en el alumnado de Nueva York llegando a manifestarse en las calles al grito de ¡Queremos una escuela que nos enseñe! (Luri, 2020). No voy a negar que esta última frase en boca de estudiantes me pone la piel de gallina. Al final será verdad la frase de Aldous Huxley, autor del libro Un mundo feliz, de que “Quizá la más grande lección de la historia es que nadie aprendió las lecciones de ella”. Es curioso cómo el mensaje central de esta obra de 1932 está de rabiosa actualidad, ya que Huxley nos estaba dibujando un paisaje futuro en el que la sociedad estaría controlada, no por medio de la fuerza, la violencia o la supresión de la información, sino al contrario; a través de la distracción y el entretenimiento (precisamente uno de los mantras que defiende la vieja nueva educación para la escuela). Y un poco más de historia, para ver si aprendemos de ella; transcribo un extracto de un artículo de 1959 de la filósofa Hannah Arendt de 1958 titulado La crisis de la educación: “so pretexto de respetar la independencia del muchacho, se le excluye del mundo de los adultos y se le mantiene artificialmente en el suyo […] rompe con la relación natural entre adultos y niños, que consiste, entre otras cosas, en enseñar y aprender, y porque al mismo tiempo contradice el hecho de que el niño es un ser humano en pleno desarrollo, de que la infancia es un estadio temporal, una preparación para la vida adulta”.
Absurdo #4: la administración educativa fomenta que docentes que no son especialistas en la materia enseñen a los alumnos.
La investigación no ha parado de demostrar que lo que mayor impacto positivo tiene en el aprendizaje del alumno, a parte de muchas otras cosas básicas (como la calidad de la instrucción, el clima de aula y la gestión de ella por parte del docente, las creencias y el comportamiento del profesorado) es que el profesor domine la materia. Mientras tanto, en nuestro país, en la comunidad autónoma de Murcia se contrata a docentes de Infantil y Dibujo para enseñar Matemáticas; mientras que en la comunidad valenciana se llegó a obligar a que en 1º de ESO se enseñara por ámbitos atentando contra el principio de especialidad en la enseñanza, una medida impuesta totalitariamente y que afortunadamente fue anulada por el TSJCV gracias a la acción de algunos sindicatos y asociaciones de profesores como OCRE. Eso sí, el principio de igualdad de oportunidades para el alumnado desaparece en el momento en el que hay centros que aplican los ámbitos, y por lo tanto tienen a profesores enseñando materias para las cuales no están formados y cualificados (perjudicando así el aprendizaje del alumnado) y otros en los que siempre es un especialista con una titulación que le avala el que enseña las distintas asignaturas (Berry et al., 2016).
Absurdo #5: promover una enseñanza competencial diluyendo los conocimientos
Es de perogrullo, pero lo repetiremos; para ser competente en algo hay que saber mucho de ese algo. No puede haber competencia sin un dominio amplio y extenso de los conocimientos necesarios para desarrollar esa competencia. El pensamiento crítico, el razonamiento, la resolución de problemas y la creatividad se potencian a través de la adquisición de contenido factual que se integra en la memoria a largo plazo (Willingham, 2011; Ruiz Martín, 2023), por no hablar de la importancia capital que tiene para la comprensión lectora (Tirado Ramos, 2024a). Por lo tanto, diluir los conocimientos, como ha hecho la LOMLOE limitándolos incluso conceptualmente con la denominación de “saberes básicos”, va contra lo que la misma ley defiende sobre el hecho de que el alumnado adquiera una serie de competencias. Además, muchas de las denominadas “competencias del siglo XXI” (flexibilidad, liderazgo, perseverancia) en realidad no lo son, sino que son rasgos del carácter y, por lo tanto, como la psicología cognitiva se ha encargado de demostrar (Kirchner y Hendrick, 2020), no se pueden enseñar; como mucho se pueden estimular.
Absurdo #6: hoy en día tiene más consecuencias negativas para el profesor suspender a un alumno que para el alumno suspender una materia.
Para empezar, está la más que probable fiscalización de su labor docente a cargo de la inspección educativa, y, por otro lado, el miedo a realizar su trabajo sin presiones externas. Además, está toda la burocracia extra que tiene que llevar a cabo el docente que tiene alumnos con materias suspendidas con la realización de un PRAMP (Plan de Recuperación para el Alumnado con Materia Pendiente) para cada uno de los alumnos, personalizado y con un seguimiento periódico durante el curso posterior. La carga de trabajo extra que esto conlleva puede hacer que muchos docentes opten por no suspender a sus estudiantes para ahorrarse tantos quebraderos de cabeza. Se defiende que evitar la repetición es una medida que beneficia al alumnado de entornos socioeconómicos humildes porque es quien repite en un mayor porcentaje, pero la verdad es que la LOMLOE no es una ley educativa progresista ya que “en ningún momento esta reforma afronta la posibilidad de reducir las ratios o incrementar el gasto, al tiempo que sobrecarga a los profesores con trabajos burocráticos absurdos y casi infinitos, en buena parte disuasores de esa extraña y tozuda tendencia de los docentes a suspender a quienes no alcanzan a saber lo mínimo exigible” (Mestre y Fernández Liria, 2024: 9-10).
Absurdo #7: en muchos centros si un profesor expulsa del aula a un alumno por mal comportamiento y no permitir a sus compañeros aprender en un ambiente adecuado, el equipo directivo es muy probable que crea y actúe conforme es el profesor quien no ha hecho bien las cosas.
De hecho he conocido centros en los que está prohibido sacar del aula a ningún alumno, según su reglamento de régimen interno (RRI). Ni que decir tiene que todos los docentes utilizamos la expulsión del aula como último recurso, pero también hay que decir que si la ocasión lo requiere (y los datos no se cansan de demostrar que los docentes reciben regularmente insultos e injurias por parte de alumnado), y para garantizar que el resto de la clase aprenda en unas condiciones de aprendizaje adecuadas y seguras, es de obligación moral y de responsabilidad profesional llevarla a cabo. Recordemos que un buen clima de aula es el tercer aspecto que más impacta en el aprendizaje del alumnado (Coe et al., 2014). Del mismo modo, si un profesor castiga sin recreo a un alumno, éste profesor se puede ver en un lío legal ya que el alumno tiene “derecho al descanso” (independientemente de que la causa de ese castigo sea no haber seguido su deber de comportarse bien en el aula y/o respetar a sus compañeros, entre otras cosas). Y es que el establishment de la “nueva” pedagogía siempre vertirá la responsabilidad en el docente, que es el culpable del mal comportamiento del alumnado al no haber creado una clase atractiva.
Absurdo #8: en muchos grupos hay más alumnado diagnosticado con problemas emocionales y/o necesidades educativas especiales que sin ningún tipo de diagnóstico /dificultad de aprendizaje. Estamos bajo el paradigma de la educación terapéutica en el que proliferan programas educativos preocupados por el bienestar emocional, los cuales irónicamente en lugar de ayudar hacen que los alumnos tengan una autopercepción negativa sobre su propia capacidad y aumentan el número de alumnos con ansiedad (Ecclestone & Hayes, 2019). Por otro lado, en el momento en el que un alumno es diagnosticado con necesidades especiales, la responsabilidad sobre su nota recae directamente sobre el profesor, y si el alumno suspende es culpa del profesor que no ha sabido adaptar la materia como es debido. “En este marco, el alumno siempre aparece o bien como un enfermo al que hay que tratar, o bien como un inútil al que hay que darle todo hecho para no generarle malestar y ansiedad. Bajo estas condiciones la tarea de transmisión crítica del legado cultural que es esencial a la escuela se vuelve poco menos que imposible” (Fernández Liria et al., 2023: 245). En este punto conviene aclarar que es precisamente el alumnado que realmente necesita ese apoyo extra el que se ve afectado por la actual sobrediagnosticación. Al profesor se le exige que debe personalizar la enseñanza para cada uno de sus alumnos, cuando cada docente, dependiendo del año escolar, puede llegar a tener entre 100 y 150 alumnos diferentes. Lo que nos lleva al siguiente absurdo.
Absurdo #9: tener como objetivo la inclusión educativa sin invertir en apoyos a los docentes, con alumnos que necesitan refuerzo y que se quedan aislados y abandonados en el aula.
La manera de interpretar la equidad que tiene nuestro sistema educativo en la actualidad es que todos los alumnos compartan la misma aula. Y lo cierto es que esto tiene beneficios sociales tanto para los alumnos con necesidades educativas especiales como para los que no las tienen (mayor aceptación para los primeros, mayor sensibilidad y empatía para los segundos), así como una mejora de la concienciación y de las habilidades del profesorado hacia la diversidad y las dificultades de aprendizaje. Pero también es cierto que si esto no viene acompañado de personal de apoyo y de refuerzo (PTs, AyLs, etc.) y de una bajada de las ratios, este tipo de alumnado está peor atendido que si estuviera en un centro de necesidades educativas especiales específico. En estos casos, muy tristemente, las familias se ven obligadas a que sus hijos vean atendidas sus necesidades en centros privados fuera del horario escolar, y eso si se lo pueden permitir económicamente. Hay muchos estudios que demuestran que los programas de estimulación o generales para el aula son buenos en etapas iniciales para detectar dificultades y prevenir, pero no cuando esas necesidades especiales ya existen; en ese caso es necesaria la intervención específica y especializada, o en grupos muy reducidos, para así tener las condiciones ambientales adecuadas.
Absurdo #10: introducir nuevas tecnologías sin saber el impacto que tienen en el aprendizaje, y cuando ya se sabe que el impacto es mayormente negativo, seguir introduciéndolas.
Volvemos otra vez a la base de todo: lo fundamental es adquirir conocimientos para después poder llegar a ser competente en el mundo digital. Gregorio Luri siempre dice que “en Internet está todo menos el criterio”, queriendo decir que para poder seleccionar la información tan variopinta que existe en la red en la actualidad, lo primero es estar capacitado para poder hacer esa selección, y eso sólo es posible si se sabe mucho. Por lo tanto, lo más importante es adquirir primero un buen nivel de comprensión lectora y escritura para así quizás desarrollar luego la competencia digital y conseguir “lectores críticos capaces de localizar y seleccionar fuentes fiables para informarse y para aprender” (Tirado Ramos, 2024b). Porque los últimos estudios ya anuncian que el uso de la inteligencia artificial generativa tiene un impacto negativo en la creatividad del alumnado (Habib et al., 2024). Una evaluación de la OCDE concluyó que la tecnología en la educación no ha dado los beneficios académicos que en su día prometía: “Los estudiantes que usan computadoras con mucha frecuencia en la escuela obtienen resultados mucho peores en la mayoría de los resultados de aprendizaje… Y quizás el hallazgo más decepcionante del informe es que la tecnología es de poca ayuda para reducir la brecha de habilidades entre los estudiantes favorecidos y desfavorecidos” (OECD, 2015). Mientras tanto, los resultados globales de exámenes en matemáticas, ciencias y lectura han ido cayendo en picado, como se puede apreciar en este gráfico:
Esta tendencia se exacerbó por la pandemia del COVID-19, pero empezó a principios de la segunda década de este siglo, justo cuando los dispositivos digitales se emplazaron en los pupitres de los estudiantes. Numerosos análisis no paran de señalar que ampliar el uso de tecnología a expensas de otras formas de instrucción tiene efectos perjudiciales sobre el rendimiento (Schneider & Preckel, 2017), como por ejemplo en comprensión lectora (Salmerón et al, 2023). Y esto no quiere decir que haya que defender un neoludismo contra la tecnología, ya que no enseñarla a nuestros estudiantes sería negligente. Adquirir la competencia digital debe ser un objetivo de la escuela, pero debe incorporarse de manera que potencie el aprendizaje, y esto es imposible si no protegemos a los estudiantes del gran poder que tiene para distraer su atención de los verdaderos objetivos de aprendizaje, principal causa de que su uso tenga efectos negativos en la educación. Muchos docentes usamos los dispositivos tecnológicos con el afán de crear clases atractivas y mantener así el interés del alumnado, pero sucede que a menudo aunque los estudiantes puedan parecer estar concentrados en sus pantallas, esa atención la recibe el dispositivo y no el material/contenido.
Absurdo #11: se puede promocionar y titular en la ESO sin límite de materias suspendidas.
Esto, irremediablemente, atenta contra una buena práctica de enseñanza, ya que es imposible que no provoque una reducción del esfuerzo por parte del alumnado y, por lo tanto, de su aprendizaje. Y provoca sonrojo leer en el preámbulo de la actual ley educativa que tiene “el objetivo irrenunciable de proporcionar una educación de calidad a toda la ciudadanía en todos los niveles del sistema educativo”. Tradicionalmente siempre se ha justificado que “la repetición produce un daño emocional irreparable en el alumno”. Ni que decir tiene que repetir afecta emocionalmente al alumno, pero habría que analizar si en mayor o menor grado que pasar de curso sin tener adquiridos los conocimientos necesarios y estar completamente perdido y alienado del resto de compañeros en el curso siguiente. Otro de los argumentos que se esgrime es que la repetición aumenta las posibilidades de abandono escolar, pero por ejemplo al comparar los datos del País Vasco y Aragón con los de Cataluña y Castilla La-Mancha esto queda en entredicho, ya que las primeras comunidades tienen un alto porcentaje de graduación con una mayor tasa de repetición que las segundas, teniendo éstas además una tasa de repetición mucho menor (Magro, 2023).
Absurdo #12: el número de repeticiones baja y el número de titulaciones sube, mientras el nivel general del alumnado baja.
Las pruebas PISA, las pruebas PIRLS y las pruebas TIMSS se han encargado de demostrar la triste realidad del nivel educativo en nuestro país, tanto en enseñanza primaria como en secundaria. Los datos hablan por sí solos, así que poco más se puede añadir. Ojalá, al menos, sirva para que se tome nota y se aprenda la lección para los años venideros, empezando por reconocer que tenemos un grave problema.
Absurdo #13: los partidos de izquierda aprueban leyes educativas que lastran la función de la escuela como ascensor social.
No es que las leyes aprobadas por los partidos de derecha en España (véase la LOMCE del ministro Wert de 2013) hayan sido mejores, pero lo que es inaudito es que el PSOE, Unidas Podemos y Sumar, que deberían velar por elevar el nivel de conocimiento de las clases socioeconómicas humildes, se rinda a la política del neoliberalismo (Fernández Liria et al., 2023) para perpetuar las diferencias de clase aprobando una ley de educación (la LOMLOE) que resulta en un sistema educativo que produce una gran masa de analfabetos funcionales y de trabajadores poco cualificados en serie. Sólo una escuela sólida que no rebaje continuamente la exigencia podrá conseguir una auténtica equidad social. Pero mientras tanto, todos los conocimientos que en las sociedades tradicionales habían estado reservados para una minoría privilegiada son difícil de adquirir hoy en día para la población de origen socioeconómico bajo, ya que las clases medias y burguesas tienen medios culturales y económicos (nivel alto de conocimientos intrafamiliares, clases particulares y profesores de repaso extraescolares, etc.) para suplir la falta de función formadora de la escuela actual.
Absurdo #14: ningún responsable político en materia educativa ha aceptado responsabilidad alguna por los malos resultados.
No sólo no ha habido nunca ninguna dimisión ni asunción de responsabilidades, sino que nuestros políticos se han escudado en explicaciones a menudo vergonzosas (como compararse con otros países que todavía están peor) y otras directamente xenófobas.
¡Ah! Y para los que dicen que sólo nos quejamos y que no proponemos ideas. Es tan fácil como ir cogiendo cada uno de estos absurdos y eliminarlo, y así mejoraría la calidad del sistema educativo actual de una manera tremenda:
- Que las leyes de educación se hagan consultando al profesorado con experiencia, y no a los pedagogos de despacho, para así incluir un currículum homogéneo, estructurado en materias y basado en la transmisión de conocimientos humanísticos, científicos, técnicos y artísticos para que el alumnado pueda desarrollarse plena y críticamente en las esferas personal, ciudadana y profesional (Absurdo #1).
- Que se implante una enseñanza sin sesgos ideológicos ni metodologías castradoras o ineficientes, que cuente con los profesionales de la enseñanza y se base en la evidencia científica y la racionalidad. Que se ponga al profesor por delante de las metodologías de moda, y que éste pueda decir libremente, en función de lo que va a enseñar y del grupo de alumnos que tiene delante, qué método es mejor utilizar en cada momento del proceso de enseñanza-aprendizaje (Absurdos #2 y #3).
- Que los centros educativos vuelvan a ser centros de enseñanza de calidad con altos estándares académicos y éticos que permitan al alumnado convertirse en la mejor versión de ellos mismos (para la cual es imprescindible respetar el principio de especialidad del profesorado) a través de la superación de dificultades personales, sociales y académicas y la adopción de hábitos de conducta y rutinas que les capacitarán para desarrollarse en todas las esferas de la vida adulta (Absurdo #4).
- Que se aprecie y potencie el conocimiento de la historia, la geografía, la filosofía, las matemáticas, la ciencia y la técnica para que el alumnado disponga de una base cognitiva en todos estos ámbitos que le permita cuestionar verdades aparentes, buscar información contrastada y tomar decisiones informadas (Absurdo #5).
- Que se entienda que la disciplina, las rutinas, la educación en valores y el civismo son condiciones sin las cuales no es posible el aprendizaje y el desarrollo personal y social del alumnado y así se adopten medidas para que los centros educativos se conviertan en espacios seguros, libres de acoso, y así todo el alumnado y personal del centro pueda convivir de manera respetuosa y saludable y progresar académica y humanamente. Y eso pasa necesariamente por aplicar consecuencias a las conductas disruptivas y agresivas acordes a su actuación. (Absurdos #6 y #7).
- Que se rechace la indulgencia hacia el alumnado (la cual afecta a su autopercepción y le hace dependiente de apoyos sin continuidad en la etapa adulta y limita sus expectativas de éxito) y que, en cambio, promueva la cultura del esfuerzo y la responsabilidad en relación a sus acciones y decisiones. De la misma manera, que no haya negligencia con los alumnos con dificultades de aprendizaje o comportamiento, sino que se proporcionen los refuerzos necesarios y efectivos durante y después del horario lectivo para que no se queden atrás en su desarrollo intelectual, social y profesional. Que los recursos económicos que se invierten en tablets, portátiles y pizarras electrónicas se destinen a contratar más personal de PT, de AyL y otros apoyos, que permitieran bajar las ratios y apoyar así como es debido al alumnado con dificultades y necesidades educativas especiales (Absurdos #8 y #9).
- Que no se descuiden aspectos básicos del aprendizaje como la comprensión lectora y la expresión escrita en pos de conseguir la competencia digital. Las pantallas deben complementar el aprendizaje, y no ser el centro y un fin en sí mismas. Que el papel tenga preponderancia al haberse demostrado que favorece mejor la comprensión lectora y el gusto por la lectura que hacerlo a través de una pantalla. Que se potencie la escritura a mano del alumnado para aumentar su creatividad y retención. Que se limite el uso de plataformas y aplicaciones de gamificación que sobreestimulan, distraen y desmotivan a los estudiantes para centrarse en el aprendizaje por sí mismo. Que la tecnología sólo se introduzca cuando aporte un valor añadido al aprendizaje del alumnado (Absurdo #10).
- Que no se falseen los resultados con promociones y titulaciones de una gran cantidad de alumnos que no tiene los conocimientos y las competencias alcanzadas, ya que eso crea una diversidad de niveles en los diferentes cursos que es imposible que un solo profesor en el aula pueda atender. O lo que es lo mismo, que el alumnado sepa que no trabajar y no esforzarse tiene sus consecuencias en sus notas, y que ninguna normativa va a venir a salvarle si no lo hace. En este sentido, tal y como las evidencias no se cansan de demostrar, una evaluación externa de ámbito nacional ayudaría a alcanzar unos objetivos mínimos en cada etapa educativa, evitando así el actual fraude para el alumnado y para la sociedad que representa la llamada “evaluación competencial” (Absurdos #11, #12).
- Que la educación pública garantice el derecho a la igualdad de oportunidades con una formación académica, efectiva y de calidad para todo el alumnado regida por un currículum coherente basado en el conocimiento, con independencia de sus circunstancias geográficas, socioeconómicas y personales (Absurdos #13 y #14).
¿Se imaginan un sistema educativo en el que todas estas mejoras se implementaran? ¡Casi nada!
Todas estas propuestas están recogidas en el Manifiesto del Frente Común por una Educación de Calidad, que una serie de entidades, asociaciones de docentes, familias, sindicatos educativos y personas de la sociedad civil han escrito, secundado y firmado. Aunque la mayoría de entidades que han elaborado este manifiesto son de Cataluña, se trata de un manifiesto con reivindicaciones válidas para todas las comunidades autónomas. Animo a los lectores a que entren al enlace al Manifiesto del FCEC, lo lean y se adhieran a la causa de exigir a nuestros gobernantes la implementación de una políticas educativas que permitan a todos los alumnos, independientemente de sus orígenes socioeconómicos, convertirse en ciudadanos intelectualmente autónomos, emocionalmente maduros y socialmente responsables.
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Autor: Paco Benítez Velarde
Licenciado en Historia por la UB. Profesor de secundaria de inglés y Ciencias Sociales. Profesor visitante en EE.UU. (Charlotte, NC) y ahora en la comunidad valenciana. Máster de Formación de Profesores de español como Lengua Extranjera por la Universidad de Barcelona y Máster en Teaching English as a Foreign Language por la Universidad de Alcalá de Henares. Posgrado en Mediación en Situaciones de Conflicto en la Institución Educativa por la Universidad de Barcelona. Miembro de la Asociación OCRE.
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