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10 trucos para enamorar a tus alumnos
El artículo de hoy es uno de esos
artículos que se basan más en la experiencia personal que en la teoría.
Son pequeñas actuaciones que voy llevando a cabo durante estos últimos
años y quiero pensar que con cierto éxito. Los trucos de los que os
quiero hablar hoy se caracterizan principalmente por su sencillez, ya
que todos somos capaces de llevarlos a cabo en nuestras sesiones
lectivas.
En la actualidad, hay un término inglés
que se ha popularizado enormemente en distintos campos y disciplinas,
también en la Educación. Se trata de la palabra engagement. Un
término, por otra parte, de no muy fácil definición pero que viene a
definir un tipo de relación personal basado en la fidelización, en el
compromiso y en la motivación. En mi caso prefiero un término que creo
que nos es mucho más cercano a todos. Este término no es otro que enamorar.
Fotografía extraída del banco de imágenes de Cenice
¿Qué trucos podemos utilizar para enamorar a nuestros alumnos?
Vaya por delante que la intención de
este artículo no es hacer que nuestros alumnos acaben rendidos a
nuestros encantos. Nada más lejos de eso. A lo que me refiero con la
palabra enamorar, es conseguir conectar con los alumnos, que se alegren
de vernos, que esperen con ilusión la clase que les vamos a impartir,
que sean capaces de ver en nosotros a un modelo, a alguien cercano. Esto
para mí es lo que entiendo por enamorar a los alumnos y estos son
algunos de los trucos que creo te pueden funcionar:
1. Entra sonriendo. No
digo nada nuevo al afirmar la importancia del lenguaje no verbal a la
hora de comunicarse. Personalmente, la entrada en el aula es un momento
al que le concedo muchísima importancia, porque en cierta manera puedes
adivinar cómo se desarrollará la sesión lectiva. En mi caso siempre
intento entrar con una sonrisa. Y entro con una sonrisa porque sé que es
contagiosa, porque siempre habrá algún alumno que te devolverá en algún
momento esta sonrisa. Con este alumno habrás conseguido conectar muy
probablemente hasta el final de la clase. No entiendo el empeño de
muchos docentes en entrar con el semblante serio o proyectando cierto
enfado. No tengo muy claro que el semblante serio implique mayor control
del aula y mayor disciplina. En mi caso, al menos, prefiero enseñar
desde la sonrisa. Tiempo habrá si acaso de ponerse serios durante la
sesión lectiva.
2. Cuenta una anécdota.
No hay mejor forma de conectar con un alumno que contando una anécdota.
Una anécdota que puede ser nuestra o de otra persona. Las anécdotas,
como las historias, tienen un enorme poder de seducción para los
alumnos. Debemos ser capaces de poder usar estas anécdotas de una forma
inteligente, ir dosificándolas a lo largo de una clase. Son una
excelente forma de captar la atención, de disminuir conductas
disruptivas, de encandilar a tus alumnos. Se puede y se debe enseñar
contando historias, contando anécdotas. Y tan importante es contarlas
como que nuestros alumnos también puedan hacerlo.
3. Finaliza la clase con un vídeo.
Este truco no falla nunca. Ya me he referido en otros artículos a la
importancia de diversificar los distintos materiales de que disponemos.
Aquellos que contamos en clases con equipos de audio y pantallas
digitales o proyectores, conexión a internet, debemos aprovecharnos al
máximo de estos recursos. Poniendo un vídeo al final de la sesión es una
excelente forma de decirles a tus alumnos que han hecho un buen trabajo
durante la sesión, que estás satisfecho y agradecido por ello, y que
quieres recompensar este esfuerzo con un tipo de material que permite la
distensión y la relajación. Es un momento para disfrutar con ellos. Yo
os recomiendo que sean vídeos que no superen los cinco minutos y que, en
la medida de lo posible, guarden relación con el currículo de la Unidad
Didáctica que estés impartiendo. También hay que tener muy en cuenta un
canal como el de Youtube, muy popular entre los alumnos.
4. Aprende de tus alumnos.
No hay mejor manera de enamorar que hacerles ver a tus alumnos que ese
día ellos te han enseñado algo. Se trata de un truco muy sencillo, ya
que puedes aprovechar las asignaturas que hayan tenido ese mismo día. La
propia pizarra tradicional te dará un montón de pistas. Hazte el
curioso, y deja que ellos te enseñen algo que saben, algo que para ellos
tiene cierto valor y escúchales con atención, de forma activa,
asintiendo con la cabeza. Hazles sentir importantes, hazles sentir que
ellos también tienen algo que decirte.
5. Da o presta algo que sea tuyo.
En el maletín de un docente hay algunas cosas que nunca pueden faltar.
Los pañuelos de papel son una de esas cosas. A los alumnos les encanta
que les demos o prestemos algo. La acción de coger el maletín y sacar
algo de dentro y dárselo al alumno es visto por muchos de ellos como
algo muy a valorar. He hablado de pañuelos de papel, pero también puede
ser material escolar. En este caso hazles ver que se lo prestas
indicándoles que para ti es algo importante, que deben responsabilizarse
de este material prestado. En ese momento estarás creando un vínculo
entre tú y el alumno, y podrás aprovechar para hablar con él cuando te
lo devuelva.
6. Di o haz algo inusual.
No no te estoy pidiendo que hagas el payaso en clase. Para nada. De lo
que se trata es de llevar a cabo algunas actuaciones que se salen de lo
normal en una clase lectiva. Puede ser un gesto, un movimiento, cantar
una canción, recitar un poema, cambiar el tono de voz, andar de
puntillas hacia un alumno que está medio dormido…. Estas extravagancias
tienen un poder tremendamente efectivo, porque descolocan al alumno y al
mismo tiempo consigues arrancarle una sonrisa de complicidad. Haz de la
sorpresa una de tus mejores armas para enamorar a tus alumnos.
7. Intercambia los papeles.
Muchos de vosotros sabéis el poder de atracción que tiene la silla del
profesor en el aula. Cuántas veces habremos entrado en el aula y nos
habremos encontrado con que hay un alumno sentado en la silla del
profesor. Pues bien, a lo largo de la sesión lectiva puede ser un
excelente recurso para enamorar a tus alumnos el intercambiarse los
papeles. En mi caso me gusta hacerlo cuando estamos repasando algunos
conceptos de una Unidad Didáctica. Lo que hago es sentarme en la silla
de alumno y el alumno en la mía. Lo cierto es que se produce una
situación que a los alumnos siempre les choca y os aseguro que, bien
gestionada, hace que se produzca un momento de distensión en el aula.
8. Convierte a un alumno en protagonista.
No hay nada que nos guste más que sentirnos especiales. Pensad si no en
vuestros aniversarios. Creo que no existe mejor manera de conectar con
las personas que haciéndoles ver lo importantes que son para ti. Pues
bien, os recomiendo que proyectéis esta idea en vuestros alumnos, que
hagáis sentirlos especiales, que potenciéis sus cualidades y sus
virtudes. Si así lo hacéis, lograréis establecer un vínculo que os
beneficiará enormemente, porque la respuesta que tendrá ese alumno será
de gratitud. Y la gratitud es una muy buena compañera para enseñar y
para aprender.
9. Crea expectativas.
Tenemos que ser capaces de vender nuestro producto. Y hacerlo de la
mejor manera posible. En el mundo del marketing el mejor producto es
aquel que mejor se vende, independientemente de si es mejor o peor. Así
que nosotros debemos vender aquello que enseñamos mediante la creación
de expectativas. La creación de expectativas son muy útiles al inicio de
una sesión lectiva. Una vez entréis en el aula, lo primero que debéis
hacer es dar a conocer vuestro producto, lo que enseñaréis. Y hacerles
ver que será algo único, especial, diferente, maravilloso, increíble.
Estas expectativas serán recogidas por vuestros alumnos y os aseguro que
la predisposición para su aprendizaje será mucho mayor.
10. Bromea. En otros
artículo he afirmado que se puede y se debe aprender jugando. Pues bien,
en este artículo también quiero pensar que se puede y se debe aprender
bromeando. Porque cuando bromeamos estamos enseñando a nuestros alumnos
que nos podemos reír con la gente y no de la gente. Una broma dicha a
tiempo es un arma tremendamente poderosa para establecer un vínculo
emocional con tus alumnos. Favorece el lenguaje figurado, rebaja la
tensión, crea distensión, sirve para establecer transiciones entre las
diversas actuaciones en el aula.
Fotografía extraída del banco de imágenes de Cenice
Como
podéis ver, estos trucos o consejos tienen una muy fácil realización
dentro de un aula y son aplicables a todas las edades. En muchas
ocasiones no somos conscientes de que las grandes clases se nutren de
estas pequeñas actuaciones. Debemos reflexionar sobre cuál es nuestro
papel en el aula y qué hacemos para capar la atención, para enseñar a
nuestros alumnos, para seducirles con nuestras palabras y nuestros
gestos, para, en definitiva, enamorarles. Esforcémonos entonces en
ganarnos a nuestros alumnos, para que este enamoramiento les propicie
una mejor predisposición en sus procesos de enseñanza-aprendizaje.
Ya que el artículo trata de cómo enamorar, me permitiréis que acabe la entrada con una célebre cita de Gesualdo Bufalino que reza sí:
Enamorarse es un lujo, quien no puede permitírselo, finge.
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